Por: Redacción En la mesa
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Has estudiado, tienes experiencia laboral, ejecutas las tareas que se te encomiendan a la perfección, pero cuando tienes que mostrar los resultados de tu trabajo o postularte para una nueva vacante piensas que no eres tan bueno como tus líderes, compañeros y amigos creen. Esta sensación es más común de lo que crees y es conocida como el síndrome del impostor. ¿Cómo enfrentar esta sensación que te aleja de llegar a lo más alto?
Según múltiples estudios se afirma que al menos 7 de cada 10 personas han sufrido el síndrome del impostor en algún momento. Este consiste en una sensación de nunca estar a la altura de las circunstancias independientemente de qué tan bien sea el desempeño de las personas y cuántos logros tenga dentro de su curriculum vitae.
Según Aida Baida GIl, autora del libro “Cómo superar el síndrome del impostor”, hay dos tipos de circunstancias: una que desaparece a medida que se coge experiencia y va pasando el tiempo y otra que no desaparece independientemente de los logros y la confianza que se va adquiriendo.
El origen del síndrome tiene cuatro causas muy comunes: dinámicas familiares donde hay todo tipo de presiones para conseguir el éxito; estereotipos en los que se imponen roles que todos nos sentimos culturalmente obligados a cumplir; diferencias salariales que parecen marcar nuestras habilidades para realizar tareas y, por último, percepciones particulares de lo que es el éxito, el fracaso y la competencia que terminan en exigencias desbalanceadas para muchas personas.
Las consecuencias del síndrome están asociadas a estrés, miedo, ansiedad y, sobre todo, al temor a correr riesgos o intentar ascensos dentro de las empresas porque hay una sensación constante de imposibilidad para asumir trabajos y responsabilidades. Por esto es importante tratar de cambiar el panorama y entender que los logros son el resultado de un trabajo que generalmente se ha realizado a largo plazo.
Para dejar de pensar que tus éxitos son “pura suerte”, o dejar de sentirte como un fraude cuando en realidad has realizado tu trabajo de la manera correcta, podrías seguir las siguientes recomendaciones:
- Reflexionar sobre todos tus pensamientos podría ayudarte a reconocer actitudes y emociones. Así podrás identificar por qué surgieron y cómo podrían solucionarse en caso de que te estén afectando.
- Aceptar que es normal no conocer todo o no hacerlo todo en tiempo récord, pues así tu mente tendrá un proceso de aprendizaje que le ayudará a entender que los trabajos se realizan a su debido tiempo y que todos tienen niveles de ejecución y aprendizaje muy distintos.
- Hablar con otros de lo que sientes y piensas puede ayudarte a bajar cargas auto-impuestas. Además esto te ayudará a comprobar desde una visión externa la calidad de tu trabajo.
- Entender que todo es momentáneo y que todos tienen buenos y malos momentos en términos laborales. Que hoy las cosas no salgan no significa que siempre haya sido así y es necesario no enfocarse en lo negativo y tener herramientas para enfrentar la adversidad de la manera correcta.
- Si las cosas salen mal, puede aprenderse de ellas. Nadie crece sin antes haber fracasado y aprendido de sus fracasos.
- Ser autocompasivo puede ayudarte a creer en tus habilidades. No solo debes castigarte por los errores sino también celebrar los logros y reconocerlos como parte de tu vida.
- Entender que, como ser social, necesitas de los otros. Por eso no debes dudar en buscar ayuda cuando sea necesario y así encontrarás un toque de realidad que te ayude a confrontarte de la manera adecuada.
- Enfocarse en el resultado final es vital. A veces piensas en los peldaños que debes escalar al principio y vas acumulando frustraciones e invisibilizando la recompensa que llegará al final de un trabajo. Por eso es importante ir paso a paso, resolviendo problema por problema sin dejarte frustrar.
Teniendo en cuenta estos consejos seguramente te sentirás más seguro contigo mismo y podrás recibir lo que venga en términos personales y profesionales de una mejor manera.